miércoles, 3 de agosto de 2016

CORAZÓN PARTÍO



El día 3 de junio del 2008, le di réplica al Sr. Jardiel Poncela de este modo:

Sr. Jardiel Poncela:
Las palabras se las lleva el viento, los hechos son los que prevalecen siempre.
Las acciones se pueden constatar, temporizar, recordar, palpar, degustar incluso... mientras que lo que decimos a veces sólo corresponde a impulsos irreflexivos de momentos y circunstancias puntuales.

No sé qué motivos tuvo Vd. para escribir una frase tan sabia, los míos que me llevan en este instante a ratificarla son de lo más desgarradores e inhumanos que nos podamos imaginar. Podría yo añadir Sr. Jardiel que los hijos no sólo nos juzgan implacablemente, sino que son nuestros más sanguinarios verdugos. Cumple el criminal la condena establecida por la Ley, previo juicio de los agravantes, en la celda que se le asigna y, después de purgar su culpa, la sociedad le reinserta y vuelve a sentirse persona con capacidad hasta incluso de amar y ser amado. Los hijos, sin embargo, no disponen del tiempo que representa toda una vida para, quizás sin olvidar, porque los hechos persisten, perdonar a su progenitor y perdura en ellos el rencor más despreciable por siempre jamás.


Lamentablemente y después de ocho años, mi corazón, un corazón partío, sigue pensando igual.
¿Quién puede sostener que ese músculo no duele?


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